«Aprendimos a leer. Aprendimos, o estamos aprendiendo, a dejar de ser esclavos”. Nora se arrodilla y mete las manos en la tierra, la remueve. Enseguida brota una lombriz de movimientos eléctricos. “Cuando hay lombriz hay vida, la tierra está viva y no hay agrotóxicos”. Nora cuenta que no le costó aprender agroecología, porque era lo hacían sus padres y sus abuelos.
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